6 de diciembre de 2010

La mesa de Navidad

Como vamos a hacer una cena de Navidad maravillosa, tenemos que  poner una mesa del mismo nivel, en la que luzcan más las delicatessen que irán saliendo de la cocina.
No debe faltar un detalle, ni haber una nota discordante. Se me ocurren algunos consejos.
                                                                                    
La mesa
La cena de Nochebuena siempre es una cena especial y suele reunir a más comensales de lo habitual. Vienen los abuelos, hermanos y hermanas con su séquito de cuñados/as, sobrinos/as,  e incluso algunas personas sin vinculación familiar a las que se ha invitado. Conviene por tanto preparar una mesa adecuada al número de personas que se vayan a sentar a ella. Quizá sea necesario recurrir a alguna mesa extensible o un tablero con borriquetas  que nos permitan tener una mesa suficientemente amplia para que todos estén cómodos en ella. No nos debe importar tampoco desplazar muebles del salón o comedor donde vayamos a cenar para que la mesa ocupe un lugar holgado que permita una buena circulación.  Si no es posible sentar a todos en una sola mesa grande, se puede optar por dos más pequeñas separadas. Pero, es Navidad, y  hay que hacer lo posible para que todos estén sentados juntos en una  mesa.
El mantel y las servilletas
Sobre esta mesa pondremos uno de nuestros mejores manteles (las grandes ocasiones son para usar todos esas mantelerías que, de otra forma, siempre estarán absurdamente guardadas sin ninguna utilidad).
Preferiblemente debe ser blanco, pero, si no lo tenemos, no importa que sea de otro color, siempre que la vajilla sea completamente blanca. Si es posible se colocará sobre un muletón, o sobre un hule que se puede volver al revés.
Lo habitual es que el mantel cuelgue un tercio de la distancia entre el tablero de la mesa y el suelo. Las servilletas deben ser de tela de calidad y a juego con que el mantel, que plancharemos antes de ponerlo sobre la mesa para eliminar las arrugas que le queden de estar doblado. Se colocan dobladas en triángulo o rectángulo a la derecha del plato o sobre él. Nunca sobre una copa haciendo imaginativas formas. Los ejercicios de papiroflexia se deben dejar para mejor ocasión..
Sobre este mantel podemos poner un centro de mesa (o dos, si la mesa es muy alargada) con motivos navideños, pero evitando que sea demasiado grande y moleste la visión de los comensales que se sienten a uno y otro lado de la mesa, o que impida poner adecuadamente platos, copas y cubiertos.
La vajilla
Como decía, para una cena como esta hay que sacar la mejor de nuestras vajillas, que, a ser posible, será blanca. Pero ¿cómo colocamos los platos? Si tenemos, podemos poner, en primer lugar, un bajoplato o salvamanteles. Sobre él, o sobre el mantel, irá el plato llano y sobre este el plato hondo o la taza de consomé. Nunca se pondrá un plato hondo sobre el mantel. Aunque se vayan a utilizar dos platos llanos, inicialmente sólo se colocará uno. El otro se sacará cuando se retire este. Si se tiene, se puede poner un platito para el pan, que se pondrá a la izquierda, más allá de los cubiertos. Ocurre, a veces, que dudamos cuál es nuestro pan. Recuerda, siempre es el de tu izquierda El salvamantel, si se utiliza, o los platos deben estar separados un par de dedos del borde de la mesa, evitando el feo efecto de que alguno sobresalga sobre el vacío.
Los cubiertos
Los cubiertos se colocarán según el orden en que se vayan a utilizar, siendo los más cercanos al plato los que se usen con el último plato: como de decían a Julia Roberts en Pretty Woman, los cubiertos se utilizan “de fuera para dentro”. A la izquierda irán los tenedores. A la derecha cuchillos, pala de pescado, si se utiliza, y cuchara, que siempre debe estar en el extremo derecho. Los cuchillos se colocan con el corte hacia el plato. La cuchara con el cuenco hacia arriba y el tenedor con las puntas también para arriba. La alineación de los cubiertos debe comenzar a unos dos centímetros del plato (se debe evitar que alguno esté debajo) y no deben tocarse entre sí. Los cubiertos de postre se situarán al otro lado del plato y paralelos al borde de la mesa, aunque se puede optar por no hacerlo y sacarlos al final, cuando sean necesarios.
Los cubiertos que se utilicen con cada plato se deben retirar con este, pero es excesivo colocar más de tres cubiertos a cada lado, por lo que en caso de una comida que requiera más, los cubiertos adicionales se irán sacando según sean necesario.
La cristalería
Las copas se sitúan alineadas, bien delante de los platos o bien ligeramente hacia la derecha. El orden es: copa de agua, que es la más grande, seguida por la de vino tinto, algo más pequeña, vino blanco y champán. Esta última se puede sacar al final, para evitar demasiada cacharrería sobre la mesa. También se sacarán al final las copas de licor. Actualmente  las copas de vino, sobre todo las de tinto, se suelen salir de la norma y son tan grandes o más que las de agua.
 Recuerda revisar bien la cristalería antes de montar la mesa: las copas (en una cena como esta no se utilizarán vasos) deben estar brillantes y sin la más mínima mancha o raya.
Una iluminación adecuada, que no deslumbre  a nadie ni cree zonas de penumbra, y una temperatura razonable y ya está nuestra mesa, que, recuerda, debe preparada y revisada en todos sus detalles antes de que los invitados o la familia, lleguen a casa.
Ya sólo queda sentarse. ¿En qué orden? Ese peliagudo asunto y algún otro detalle los trataremos en un próximo post.

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3 comentarios:

Noe dijo...

Impresionante!!!que bonito....asi da gusto comer!!

elena dijo...

También es importante que la comida nos salga con la categoría de la mesa.

Noe dijo...

pero con esa mesa es imposible que la comida este mala!jajaja