8 de octubre de 2013

De muffins, cupcakes y magdalenas

















He puesto juntas las tres palabras en Google y me han salido nada menos que 335.000 resultados solamente en español. La consulta en inglés, sin incluir la palabra magdalena, prácticamente desconocida para los anglosajones, ha arrojado la increíble cifra de 19 millones. Está claro que el tema interesa y está de moda, sobre todo tras la irrupción de los cupcakes, esos pequeños y coloridos pastelitos que parecen salidos de la imaginación de un diseñador de dulces para niños. Que levante la mano quien no haya llevado o pensado llevar a sus niños a uno de los cientos de talleres de cupcakes que se organizan cada en la mañana de los sábados. Son lo último y han dejado a un lado a los muffin, esa magdalena rellena hasta de verduras, que pugna a su vez con la magdalena de verdad, la que conocíamos de toda la vida hasta que le llegó la competencia anglosajona.
Aunque originalmente tenían moldes distintos (las magdalenas se moldeaban en conchas como las de los peregrinos, que habrían sido los que las trajeron de Francia, y los cupcakes, literalmente pasteles de taza, se hacían al principio con tazas de porcelana como moldes) al final el elemento común, que hace que a veces los confundamos, es el molde: esa especie de cazuelita de papel de horno rizado.
Comercial Mínguez
Eso, moldes de magdalenas, es lo que venden en Comercial Minguez. Los tiene para todos los gustos: blancos, de colores, con dibujos, a lunares, pequeños, más pequeños, grandes o gigantes, como los del Panettone, que al fin y al cabo es una magdalena king size.
Pero Comercial Mínguez es mucho más que eso, aunque no lo parezca. Se trata de una de esas tiendas especializadas de toda la vida, que resultan imprescindibles para los profesionales y aficionados del sector, pero que parecen mantener los usos comerciales de mediados del siglo pasado, empezando por el nombre.
En el número 28 de la Calle Valverde, detrás de la Telefónica, no es fácil encontrarla. Su fachada clásica, nada llamativa, apenas deja adivinar lo que hay en su interior- No es difícil pasar de largo sin percatarse de su rótulo, de letras pequeñas, que parece diseñado para pasar desapercibido. Hay que subir unos escalones y se entra en un local espartano, no muy luminoso, con unos estantes sencillos en los que, sin embargo, se expone un surtido exuberante de todo lo que se pueda necesitar para hacer magdalenas, muffins, cupcakes, bizcochos, galletas o cualquier pastel que se te ocurra.
Puedes comprar moldes metálicos de mil formas para pastelitos y galletas. Los hay hasta con forma de ataúd, que digo yo que serán para pastelitos del día de los difuntos. También encontrarás tintes alimenticios para dar a pasteles y gelatinas los colores más llamativos; o rotuladores especiales para escribir y dibujar sobre las tartas y tintas que, con el correspondiente tampón, sirven para estampar todo tipo de figuras en galletas o pasteles. Hay además toppings y azúcares de todos los colores y sabores para espolvorear sobre los dulces: es curioso el colorido que está inundando el mundo de la pastelería, sin duda como reclamo para atraer a los niños.
Aunque este mundo de colores y formas comestibles es quizá lo más llamativo, la tienda tiene también un variado surtido de envases, cajas, utensilios y aparatos  para la repostería que sería muy pesado enumerar. Mejor acercarse por allí. Si eres aficionada a estos temas, correrás el peligro de salir cargada con mil productos que casi no sospechabas que existían.
Ya lo he dicho otras veces, me encantan esos comercios especializados, situados casi siempre en las zonas menos comerciales y que sobreviven al paso de los tiempos dando a sus clientes un servicio que no se encuentra en otros sitios de más relumbrón. Sus dependientes suelen ser auténticos expertos, capaces de solventar cualquier duda a los profesionales o aficionados que se acercan por allí.. Desgraciadamente, cada vez quedan menos.

Nota: Comercial Mínguez, vende también por internet a través de su página web:  www.comercial-minguez.es. Según me dijeron las dependientas, aunque el surtido no es pequeño, cualquier cosa que se busque y no se encuentra allí, se les puede pedir con un e-mail, y tratarán de conseguírtelo.
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2 comentarios:

ANA dijo...

Desde luego yo paso por la puerta y no se que es una tienda. Lo que no conozcas

elena dijo...

Merece la pena conocerla.