7 de noviembre de 2017

Cachivaches

No se puede decir que tenga alma de coleccionista. No me motiva especialmente la idea de acumular objetos de un mismo tipo o con un común denominador, con sus variantes más o menos notables. Es verdad que no me importaría ser coleccionista de arte, pero, ni estirándome mucho, podría pujar por un centímetro cuadrado de un Van Gogh: queda tan lejos de mis posibilidades que ni en sueños me lo imagino. Sin embargo, siento una atracción especial por cualquier cachivache relacionado con la cocina. No se trata sólo de que me encante una buena olla de hierro como las de Le Creuset, o uno de esos extraordinarios cuchillos cuchillos de Zwilling (aunque los de Arcos tampoco están mal). Lo que me gusta son esos pequeños objetos que nos encontramos en las tiendas especializadas y que no nos imaginábamos que pudieran existir. Se trata de aparatos, utensilios o gatgets que sólo sirven para una o dos cosas que ni siquiera se hacen a menudo. A veces son tan raros que es necesario que el dependiente nos aclare su utilidad, que suele ser dudosa. Porque ya me diréis como se puede dar un uso continuado a un aparatejo que sólo sirve para quitar los huesos de las guindas, a no ser que se vayas a montar un negocio de tartas. Pero, precisamente por eso, siento una irrefrenable necesidad de comprarlos y de llegar a casa para probar cómo funcionan. A veces, la primera vez que los he usado ha sido también la última, pero me conforta saber que si un día los necesito los tendré a mano, o quizás no tanto, porque a veces me cuesta remover media casa para dar con el lugar donde los puse la última vez que los utilicé. Me encanta también enseñarlos a las amigas y ver la cara de alucine que se les pone cuando les revelo la finalidad del artilugio.
Con esta atracción “fatal”, he ido acumulando decenas de chismes muy especializados, que no creo que figuren en ninguna lista de “los imprescindibles de la cocina”, pero que me producen verdaderos problemas de almacenamiento.
Con ellos, os propongo un juego: voy a mostraros las fotos pero no os voy a decir qué son ni para que sirven. Todo lo más os daré alguna pista.
1.- Empezamos por estos dos utensilios de plástico, que, desde ya lo digo, no sirven para medir harina, ni arroz.
2.- ¿Alguien sabe para qué sirve esta especie de anzuelo? Creo que si el cazador del cuento de Caperucita lo hubiera tenido a mano le hubiera resultado de gran utilidad.
3.- Este se utiliza en panadería ¿Cómo?
4.- De lejos, yo diría que es una aspiradora, pero...
5.- De este chisme sólo os diré que la parte negra es blanda.
6.-Este es para nota, pero muy práctico.
7.- También este, que compré en Suiza, es práctico: sobre todo allí.
8.- Ahora que estamos en otoño, este cuchillo puede ser muy útil
9.- ¿Qué se puede poner en este extraño artilugio?
No, no es un salero.
 10.- Creo que este es bastante fácil.
11.- Y este también.
12.- Y para terminar, el favorito de mi nieta.

El juego consiste en que os animéis y digáis posibles utilidades de los artilugios que os muestro. Podéis utilizar el apartado de comentarios. Creo que será divertido.
De todas formas en unos días publicaré las soluciones.

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5 comentarios:

Sonia dijo...

Pues si que está difícil jijijij....menudos cachivaches tienes Elena .... 1,2 y 3 ni idea 4 recogedor de migas??? 5, 6 y 7 ni idea el 8 para cortar las castañas??? 9 ni idea el 10 el único fácil para los críticos para pulvirizar el zumo 11 y 12 ni idea

Elena dijo...

Fallas de los dichos en uno

Anónimo dijo...

3 PARA PANECILLOS, 2 PICAR AJO, 5 FRESAS, 9 HUEVO, 10 CITRICOS, 12 PARA COGER COSAS CALIENTES.

Anónimo dijo...

EL RESTO NI IDEA JIJIJIJI

elena dijo...

El viernes lo resuelvo, asi que hasta entonces dale vueltas a la cabeza